BAJO LA LUPA · Oklahoma City Thunder: de la ilusión al fracaso

Si tuviéramos que definir la temporada de los Oklahoma City Thunder 2017-18 usaríamos, sin duda, el sustantivo montaña rusa. Se acababa el verano y se acercaba el inicio de la NBA cuando Sam Presti completó el ‘Big 3’ traspasando a Enes Kanter y a Doug McDermott por la (leyenda?) Carmelo Anthony. Unos meses antes, los Thunder habían cambiado a Domantas Sabonis y a Victor Oladipo por Paul George, en lo que parecía un robo a mano armada a los Pacers. Con estas dos incorporaciones, la franquicia entraba de nuevo en las apuestas sobre el nuevo campeón de la NBA, y los aficionados no podían estar más ilusionados: un año atrás Kevin Durant se había ido y las expectativas no eran nada buenas. Tras una temporada prácticamente en solitario de Westbrook, los de Billy Donovan volvían de las vacaciones con uno de los quintetos más temibles de la liga: Westbrook-Roberson-George-Anthony-Adams. Se venían cosas grandes… o no.

Ahora, diez meses después del traspaso de Paul George, el conjunto se encuentra eliminado y ve el futuro bastante negro. La estrella angelina se irá, Carmelo no quiere irse pese a hacer una malísima temporada y los Thunder no tienen fondo de armario para intentar nada. ¿Cómo se ha llegado hasta aquí? ¿Cuáles son las claves de este fracaso? En este artículo vamos a analizar el recorrido del equipo a lo largo de la temporada, de principio a final, y vamos a responder de manera más o menos subjetiva -aunque siendo lo más objetivos posible- a las preguntas planteadas.

 

La irregularidad como bandera

Durante toda la temporada, el conjunto de Billy Donovan ha sido, sin duda, el más irregular de la liga. Comenzaron el año con varias derrotas, y tras 20 partidos su récord era de 8-12. La química era inexistente y el equipo perdió casi todos los partidos ajustados. A partir de aquí se mejoró, básicamente con una defensa magnífica que hacía que las carencias en ataque no se notaran tanto, pero el equipo seguía sufriendo contra rivales muy inferiores mientras ganaba a auténticos ‘contenders’.

Una vez llegados a diciembre, los Thunder empezaron a carburar. La química mejoraba por momentos y la defensa marcaba el camino del éxito, hecho que hizo que los de Oklahoma City encadenaran primero 7 y luego 8 victorias entre este mes y enero. En este periodo de dos meses, la franquicia fue una de las mejores de la liga con un parcial de 23-9, y vivió, claramente, el mejor momento del año.

Desgraciadamente, llegó la lesión de Roberson y todo volvió a la situación inicial de irregularidad, con victorias contra Golden State a la vez que se perdían partidos contra los Suns o los Kings, entre otros. Se fichó a Brewer como parche y el equipo tuvo de nuevo algo de estabilidad defensiva, pero poca comparada con la de principio de temporada (menos de 100 puntos recibidos por partido). Con todo, los Thunder llegaron al tramo final de la liga en medio de un suspense de ocho equipos para ver quién se quedaba fuera de los PlayOffs.

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Fuente: Solobasket.com

Finalmente, los de Oklahoma City Thunder se clasificaron cuartos, consiguiendo tan solo un triunfo más que en la pasada campaña (48-34 y 47-35), y fueron destrozados por unos Utah Jazz que venían en racha y mostrando un juego muy, muy bonito de ver en primer ronda. 4-2 fue el resultado final, pero las sensaciones reales indicaron otra cosa: los de Salt Lake City eran infinitamente superiores, y sin ningún All-Star en el equipo… por tres de los Thunder. Un final de año decepcionante y prematuro para los comandados por Russell Westbrook. Pero ¿cuáles fueron las claves del naufragio?

 

1. Una planificación incompleta

Sam Presti centró el verano en traer a grandes estrellas y, consecuentemente los Thunder perdieron fondo de armario. Jugadores importantes como Kanter o McDermott se fueron y dejaron huecos en el ‘roster’ que después se acabarían notando cuando más necesitaban descansar los titulares. Así pues, el equipo tuvo un banquillo bastante mediocre que para la temporada regular puede pasar, pero que en los PlayOffs es insuficiente.

Raymond Felton ha hecho un buen año, pero sigue siendo Felton: no le pidas peras al olmo. Abrines terminó bien la temporada pero durante la mayor parte de esta estuvo altamente inconsistente o directamente desaparecido, mientras que el novato Ferguson solo aportó en partidos ya solucionados. Grant y Patterson cumplieron como 4, pero tuvieron que jugar en bastantes ocasiones de pívot, debido a la gran carencia en la plantilla de estos Thunder.

Y es que no, Adams no tenía sustituto. Uno de los jugadores más importantes del equipo no tenía recambio, por lo que cuando estaba en problemas de faltas los Thunder sufrían, y mucho. Sin un hombre grande en la pintura poco se puede hacer en esta liga, y es algo que aprovecharon especialmente los Jazz en los PlayOffs. Dakari Johnson, el pívot del filial, estaba bastante verde aún y Nick Collison demasiado viejo, resultando todo en un vacío muy importante que sin duda ha perjudicado al equipo y que ha sido uno de los problemas más importantes junto a la debilidad del banquillo en general.

 

2. La anarquía como sistema de juego

Tercera temporada de Donovan como entrenador principal y tercera temporada en la que su equipo no juega a nada. En la primera le salvó que casi llegan a las Finales de la NBA, pero no nos engañemos, la eliminación de los Spurs fue consecuencia de la diferencia física entre ambas plantillas -los de San Antonio se diluyeron ante unos Thunder más jóvenes y rápidos- y ante los Warriors las victorias logradas fueron más fruto de las individualidades y del ‘momentum’ que de méritos colectivos.

En su segundo año como técnico, Russ se desató ya sin Durant y el conjunto se mantuvo en PlayOffs más que nada por las heroicidades y el instinto ganador de Westbrook, quien cuajó una de las mejoras temporadas de la historia de la NBA. Sin embargo, cuando Russ estaba en el banquillo, ya se veía que no había un sistema trabajado: el equipo se hundía sin el MVP en la cancha porque precisamente él era el único estilo táctico que usaban los Thunder, el ‘heroball’, algo que se ha evidenciado esta campaña.

Y es que el sistema de Donovan es el antisistema. La anarquía. El dejar que los buenos se la jueguen. Y esto, justamente, no lleva a ninguna parte, por muchos partidos que puedas ganar, porque en la fase eliminatoria nadie regala nada y los equipos menos trabajados se van a casa rápidamente (a no ser que tengas a Lebron, pero no es el caso). En esta postemporada se ha evidenciado la falta de pizarra de los de Oklahoma City, pues nadie movía el balón, y gran parte de los tiros acababan en ‘isolations’, es decir, 1 contra 1s.

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Fuente: NewsOK

 

De hecho, los Thunder han sido el conjunto que menos pases por partido han intentado en los PlayOffs, y los vigésimo novenos en temporada regular. Mientras que en esta última promediaron 254 pases por encuentro, en la fase eliminatoria este número se desplomó hasta los 224, un dato, simplemente, ridículo. Así no se puede optar a nada, y esto es culpa, principalmente, de Billy Donovan, el entrenador.

Como no podía ser de otra manera, la anarquía en el sistema fue totalmente devastadora. Se ganaron dos partidos por el acierto en los aclarados individuales, pero estos chocaron con más frecuencia con la implacable defensa de los Jazz y fueron estos últimos los que desquiciaron a su rival y se llevaron la serie sin sudar demasiado. A esto hay que sumarle que el base del equipo de Donovan es Westbrook, por lo que si los esquemas ya son caóticos de por si, solo falta que los lleve a cabo una de las estrellas menos tranquila de la liga en la pista.

3. Los titulares

No se puede entender el fracaso de un equipo sin hablar de los jugadores que más tiempo pasan en el parqué, esto es, los titulares. Iremos paso a paso:

  • Steven Adams: De los fijos, el que mejor ha jugado sin duda. Ha cogido una infinidad de rebotes, defensivos y ofensivos, ha estado increíble en el ‘pick & roll’ con Westbrook y en global poco más se le puede pedir. Una bestia defensiva que cada vez progresa más en ataque, promediando casi 14 puntos por partido con un 62,9% de acierto y 9 rebotes en total -5 de ellos ofensivos- esta temporada. Dicen que está aprendiendo a tirar triples… ¡ojo!

 

  • André Roberson: Otro al que no se le puede reprochar nada. Estaba haciendo la mejor campaña de su vida -incluso era candidato a Defensor del Año- cuando una lesión grave de rodilla le hizo alejarse del equipo ya para todo lo que quedaba de temporada. Su baja fue muy determinante, y nunca sabremos que hubiera pasado con André sano. Con el en pista, los Thunder promediaban algo més de 97 puntos recibidos. Sin el, la cifra subió hasta los 107. Si los Jazz hubieran anotado 97 puntos en cada partido de la primera ronda habrían ganado solo dos partidos, y los dos con una diferencia de dos puntos o menos. De media, aportaba 5 puntos y más de un robo por encuentro antes de lesionarse, aunque sus estadísticas no reflejan ni de lejos su importancia en el conjunto. Intangibles.

 

  • Carmelo Anthony: El más criticado de los titulares y con razón. Se sacrificó y tiró menos que lo que tiraba en otros años, pero con una eficiencia terrible y siendo un agujero negro en defensa. En la fase final, los Thunder jugaron como un equipo de 16 victorias con el en pista, mientras que cuando Grant lo sustituía lo hacían como uno de 51. Un año muy, muy malo de Melo, que durante la ‘regular season’ se mantuvo en unos 16,2 puntos por partido. Contra los Jazz hizo solo dos asistencias en seis partidos, y en el global de la temporada no superó el 40,5% de acierto.

 

  • Paul George: Inconsistente sería el adjetivo que resumiría la temporada de George. Increíble en algunos encuentros y desaparecido en tantos otros, anotando 8 triples en el primer partido contra los Jazz para después hacer un 2/16 en tiros en el sexto. No ha jugado del todo mal, pero su falta de encierto no ha ayudado al equipo y su -a veces- poca movilidad sin balón han contribuido al poco movimiento de este y al excesivo uso del ‘heroball’ que comentábamos antes. Parece que nunca aterró en Oklahoma City del todo, pese a aportar 21,9 puntos, 3,3 asistencias y 2 robos.

 

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Fuente: Salt Lake Tribune

 

  • Russell Westbrook: Finalmente nos encontramos al líder del equipo, al corazón del conjunto y de la franquicia. Russ comenzó mal la temporada, intentando compartir demasiado el balón sin que los pases fueran lógicos. A partir del vigésimo partido volvió a su normalidad habitual -locura para cualquier otro jugador- y del Big 3 fue el que mejor jugó durante la temporada. Sin embargo, Westbrook ha sido incapaz de hacer mejores a sus compañeros (exceptuando a Adams) y pese a promediar otra vez un triple-doble (25,4 + 10,1 + 10,3 + 1,8 robos) no ha dirigido al equipo de forma eficienteEn los PlayOffs estuvo «fallón» y nervioso en general, y en la pista se le vieron todas sus carencias, mientras Donovan era incapaz de decirle qué hacer con el balón. Una temporada mala del base, que, eso sí, nunca estuvo falto de ganas e intensidad: a ratos parecía que él era el único que quería ganar y que mantenía al equipo con opciones. Quitando esto, debe reflexionar este verano y buscar una solución junto a su entrenador. Jugando así no se puede lograr nada (y lo dice uno de sus mayores admiradores).

En resumen, vemos que los tres jugadores que tenían que marcar la diferencia no solo no lo han hecho, si no que además no han funcionado como un conjunto y eso ha perjudicado al resto de la plantilla.

 

En global, un fracaso

Ya concluyendo, parece evidente que se recordará a los Thunder de la temporada 2017-18 como una decepción, un proyecto apasionante que acabó prematuramente. Como un conjunto capaz de lograr grandes victorias ante los mejores de la NBA a la vez que perdían contra las peores franquicias de la liga, o como una plantilla que por mala fortuna se quedó sin su mejor defensor cuando mejor estaban jugando.

Pero, sobre todo, pasarán a la historia como el equipo que juntó a Paul George, Carmelo Anthony y Russell Westbrook y que no fue capaz de pasar de primera ronda, ni tan siquiera de jugar bien y aprovechar el potencial que tenían. Una plantilla que apuntaba muy alto y que quedó finalmente en experimento fallido, mientras todos veían como sus aficionados pasaban de la más intensa ilusión a una completa y profunda decepción que difícilmente lograrán olvidar. Esto han sido los Oklahoma City Thunder 2017-18.

 

Y ahora… ¿qué?

Sam Presti será el encargado de volver a traer la confianza a la ciudad estadounidense, pero no lo va a tener nada fácil. George se irá salvo sorpresa, y Carmelo, que solo ha sido un lastre, parece que ejercerá su ‘player option’ y seguirá en la franquicia un año más cobrando 28 millones a sus 34 años. Si finalmente escoge está vía, el equipo debería buscarle un traspaso, pero ¿quién lo va a querer con esas condiciones? ¿Quizás un equipo joven y sin experiencia que tenga mucho espacio salarial y poco a perder sabiendo que Melo acaba contrato el siguiente verano? De momento, parece difícil.

Además, el sobrecoste de mantener a Anthony dificultaría aún más la renovación de varios hombres clave en este proyecto, tales como Jerami Grant o Corey Brewer. Además, el equipo no tiene primeras rondas en los próximos Drafts y la ya corta plantilla podría reducirse y ser aún menos competitiva cuando la segunda unidad tome el protagonismo.

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Fuente: Clutch Points

A todo esto, sí que hay que tener en cuenta que el núcleo Adams-Roberson-Westbrook está más que asegurado y supone de alguna manera una garantía para, como mínimo, competir por los PlayOffs, como ya vimos en la 2016-17. Grant puede ser un buen titular y Brewer no lo ha hecho nada mal como escolta, pero faltarán buenos complementos y suplentes que hagan que las bajas no se noten tanto como deberían en la próxima campaña. Veremos que pasa, pero de momento el futuro de los Thunder está más al aire que nunca.

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