BAJO LA LUPA · Carmelo Anthony, la última bala de una estrella

Tras tres años con más sombras que luces, Carmelo fue traspasado (de Oklahoma a Atlanta) y posteriormente cortado para que el jugador, natural de Brooklyn, pueda sumarse por última vez a un proyecto ganador e intente lograr su sueño, ganar el tan ansiado anillo de campeón. Con una más que probable marcha de Anthony a Houston -todavía no oficial en el momento de escribir estas líneas-, una pregunta nos asalta a la cabeza. ¿Es todavía Carmelo aquel jugador diferencial, aquella estrella 10 veces All-Star?

Hace menos de un año, a finales de setiembre, las oficinas de los Knicks lograban deshacerse del contrato de Carmelo (de mutuo acuerdo) y traspasaban al alero neoyorkino a Oklahoma en lo que se preveía como una jugada maestra del GM de los Thunder, Sam Presti. Los Thunder, necesitados de identidad y jugadores de alta categoría, conseguían los servicios de un diez veces All-Star, miembro de la magnífica generación del draft 2003 (LeBron, Melo, Wade, Bosh…) y máximo anotador de la temporada 12-13 a cambio de piezas algo más secundarias como McDermott y Kanter. Presti juntaba a un consumado anotador (+20 puntos en todas sus campañas previas) con dos consagradas estrellas de la liga en su mejor edad, Paul George y Russell Westbrook.  Verano perfecto para Oklahoma que un año después de perder a Durant, formaba un Big 3 temible y con el que aspirar a todo, o al menos es lo que pensaron.

USP NBA: OKLAHOMA CITY THUNDER AT DETROIT PISTONS S BKN DET OKC USA MI
Fuente: For The Win – USA Today

Carmelo Anthony llegó a los azul eléctrico después de seis temporadas y media en los Knicks un tanto irregulares. Con Melo en plantilla, New York había logró clasificarse para playoffs tres temporadas consecutivas -la franquicia Knickerbocker solo ha jugado postemporada seis veces tras la derrota frente a Spurs en las finales de 1999- y recuperó ese espíritu competitivo y ganador de los años 90.  Los Knicks habían encontrado en Carmelo una estrella, una marca para el proyecto, una imagen para la ciudad y la franquicia.

Pero a partir de la derrota en semifinales de conferencia ante los Pacers de su futuro compañero George (2013), las cosas para Melo y los Knicks cambiaron drásticamente. El año no empezó bien para el equipo y aunque Anthony siguió actuando de estrella -máximo anotador del Este y partido de 62 puntos (récord franquicia) ante Hornets- New York se quedó fuera de playoffs por primera vez con Melo con un balance de 37-45. No era su culpa, el de Brooklyn fue el jugador más usado de toda la liga con 38.7 minutos de media -77 encuentros- en los que realizó 27.4 puntos, 8.1 rebotes, 3.1 asistencias y un 45-40-85 en el tiro. Números de escándalo que nunca fueron acompañados por el resto del equipo.

Con esta perspectiva se llegó al verano que cambió por completo el destino de Carmelo, el de los Knicks y que también ha afectado a Thunder más recientemente, el verano 2014, el verano de la RENOVACIÓN. Carmelo Anthony decidió salirse de su último año de contrato -más que justificado- para convertirse en agente libre y sopesar las diferentes ofertas de las franquicias interesadas. Los Knicks eran el equipo que más dinero le podía ofrecer, sin embargo, por aquel entonces también sonaba con fuerza Houston que, ya con Harden en plantilla, tenían en mente montar un equipo campeón. Al final Carmelo acabó renovando con su equipo con un contrato cerca del máximo permitido, 124 millones en 5 años, con opción de jugador en la última temporada y una polémica cláusula anti-traspaso que él podría ejecutar siempre que quisiera vetar un traspaso suyo. Que Carmelo es un neoyorkino más y era una estrella en aquel momento es una realidad, pero que el contrato firmado le ha afectado a él (opinión pública) y al equipo (margen salarial) es otro hecho contrastable.

El efecto de dicha renovación fue totalmente contraproducente para ambas partes y si ya en 2014 los Knicks se habían quedado fuera de playoffs por un partido, a partir de la nueva temporada tanto el rendimiento Knickerbocker como el del propio Carmelo cayeron en picado. Tres años sin playoffs, el segundo peor equipo en la 14-15 y nunca por encima del 40% de victorias. Anthony, que en las campañas anteriores sí que había justificado un megacontrato, empezó a caer también. En la campaña 14-15 solo disputó 40 partidos y aunque fue All-Star, se borró tras el evento para descansar el resto de la temporada. Los dos años siguientes, con Porzingis ya en plantilla, Carmelo siguió bajando sus prestaciones para terminar con 22.4 puntos por partido en su última temporada Knick, cinco menos que en el año pre nuevo contrato.

Con un contrato de cerca de 30 millones de dólares al año, Carmelo era una piedra en el camino hacia la reconstrucción de los Knicks. Sin margen en la agencia libre y con una estrella en plantilla -porque el salario y estatus en el equipo eran de estrella- incapaz de aguantar el bochorno de perder más de 50 partidos cada año el panorama no era ideal. Ante tal desastre acabó llegando un traspaso hacia un equipo con aspiraciones a ganar como eran los Thunder, Melo volvía a sonreír, Melo volvía a luchar para ganar.

Estadistica Carmelo
Evolución estadísticas de Carmelo Anthony. Basketball-Reference.com

Pero lejos de la realidad, la pasada fue su peor temporada en Estados Unidos de largo. Si echamos un vistazo a sus números, Carmelo cayó en todas las facetas importantes del juego, una tendencia que ya venía acusándose desde sus últimos años en Nueva York (principalmente anotación) pero que se acentuó con la marcha a Oklahoma. Con 16.2 puntos, 5.8 rebotes y 1.3 asistencias parece entonces claro que Carmelo ya no es el que era. A ojos del gran público es un hecho que esta muy claro y excepto algunos pocos románticos que no lo aceptan, son muchos los que al ser preguntados por ello lo tienen claro: Carmelo ha dejado de ser una estrella.

Sin embargo, analizando con más profundidad sus “pobres” números, podemos extraer que estos podrían venir dados por algo más que una simple caída en el rendimiento, podrían venir dados por un cambio de rol que no le ha venido bien, un cambio en el estilo de juego que le ha perjudicado a él para lucimiento de los demás. Carmelo, por ejemplo, nunca ha sido un tirador. Entró en la NBA siendo un alero atlético y anotador que realizaba la mayor parte de sus puntos penetrando. Ha sido con el paso de los años que ha ido alejandose del aro y mejorando sus porcentajes (llegando incluso a rebasar el 40% en T3) hasta situarse alrededor del 35%, un porcentaje aceptable, nada mal para un jugador que no lanzaba en sus inicios.

No obstante, en los últimos años y especialmente en este último en Thunder, Melo ha dejado de pisar la pintura por completo -debería ser su habitad natural gracias a su fuerza- para dejar espacio a las penetraciones de Westbrook y George y al juego en la zona de Adams (en Knicks dejó espacio interior a Porzingis). Sí que es cierto que Carmelo ha perdido explosividad para penetrar, pero aún sigue siendo un maestro en el tiro a cuatro metros y es más fuerte que la mayoría de aleros rivales. Ante esto, parece inexplicable como el pasado año lanzó casi las mismas veces de 2 (8.9) que de 3 (6.1). Esta tendencia a alejarse del aro le ha mermado demasiado y le ha hecho empeorar sus porcentajes, pero no porque lance peor, sino porque lanza desde más lejos. Además, esta tendencia a alejarse del aro también le ha apartado de una poderosa arma, el tiro libre.

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Tipo de lanzamientos de Carmelo Anthony. Basketball-Reference.com

Es sabido que a Melo le gusta atacar en aclarado desde el poste alto y que su capacidad para leer defensas, dar asistencias y escoger siempre el mejor tiro no es la deseada para la mayoría de los entrenadores. Su eficiencia no está al mismo nivel de otras estrellas como Lebron James o Kevin Durant. De todos modos, Donovan nunca supo encontrarle acomodo en la plantilla y el rol de cuatro tirador que Carmelo asumió -muy lejos de lo que él es como jugador- le martirizó, le hizo parecer un jugador vulgar y le frustró de tal modo que hizo también bajar sus prestaciones. Donovan desaprovechó a un jugador que, si bien estaba sobre-pagado con sus $28M anuales, seguía siendo una estrella cuando llegó a Oklahoma, un jugador con más de 25.000 puntos en la mejor liga del mundo.

Esa frustración e infelicidad tanto dentro como fuera de la cancha (no ha sido feliz en Oklahoma) le han mermado hasta tal punto que a medida que avanzaba la temporada se veía claro que ni Carmelo podía seguir un minuto más en los Thunder ni estos se podían permitir contar con Melo un año más.

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Promedio anotador de Carmelo la última temporada. Basketball-Reference.com

Ahora, con Carmelo ya libre, veremos si el de Brooklyn es capaz de volver a estar cerca del nivel de aquel anotador incansable (con 34, al mismo nivel imposible) que enamoró a la afición de Nuggets y Knicks y que, aunque fuera por un corto periodo de tiempo, trajo la felicidad a ambas ciudades con varias apariciones en playoffs consecutivas, incluida una final de conferencia ante los Lakers campeones de 2009. En las manos de su nuevo entrenador estará la cuestión.

Veremos si Mike D’Antoni (probablemente su nuevo entrenador) es capaz de encontrarle un buen fit en los Rockets y le concede el rol y tiros que un jugador con la categoría de Melo necesita y merece. Fácil no será porque si, como todo indica, se acaba quedando Capela, la zona ya estará ocupada, pero si el reto es difícil, nadie mejor que un dos veces entrenador del año (2005 y 2017) para conseguirlo. Veremos que le deparará el futuro a Carmelo y Houston, pero si consigue adaptarse bien al sistema de D’Antoni y se conjunta bien con Harden y Paul, Carmelo volverá a ser un jugador temible para las defensas. La calidad nunca se pierde, quien tuvo retuvo y en Siete24 – NBA no tenemos ninguna duda de que Carmelo tuvo, tiene y tendrá puntos en las manos toda su vida.

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