OPINIÓN · Butler y el esperpento en Minnesota

El pasado setiembre estalló la NBA con una de las bombas más sonadas de los últimos veranos: Jimmy Butler, la estrella de los Minnesota Timberwolves, pedía el traspaso tras no aceptar la renovación de contrato propuesta por Thibodeau y la directiva de los Wolves. A partir de la noticia, una cronología de sucesos y noticias con Jimmy Butler, Miami Heat, Thibodeau, el propietario de los Wolves, Glenn Taylor, y los Rockets como protagonistas han terminado, contra pronóstico, con Butler en los Wolves ¡SIN JUGAR!

Divorcio con Minnesota

El rebote -público- de Butler con su equipo llegó tras una oferta de renovación que el jugador no aceptó. Hay que recordar que Jimmy Butler tiene la opción en su contrato actual de cancelar el último año de este -19.8 millones de dólares, menos que los 20M que percibe ahora- y firmar un nuevo contrato a partir del próximo verano. Dado el caché actual de superestrella que atesora Butler, con varios All Stars a sus espaldas y el oro olímpico de Río, su contrato actual está desfasado y más si tenemos en cuenta que Wiggins estará por encima de los 27M el próximo año y Towns más de lo mismo. Viendo el panorama, no es de extrañar que Butler quiera optar a algo más, un algo que en las oficinas de los Wolves no han sabido ver y a lo que ya van tarde pues el jugador ha decidido que pase lo que pase no va a quedarse más años en Minneapolis.

Houston Rockets v Minnesota Timberwolves - Game Four
Fuente: HoopsHype; Fuente destacada: NBA.com

Junto a la negativa, Jimmy Butler hizo una petición de traspaso. El jugador, cansado del equipo y la vida en Minnesota, anunció que no volvería a jugar para los de Minneapolis mientras se estudiaban las posibilidades de traspaso y entregó a la gerencia de Wolves una lista con los tres equipos a los que estaba dispuesto a ser enviado para luego renovar y quedarse más años. Estos tres equipos fueron los New York Knicks, Brooklyn Nets y Los Angeles Clippers, todos con capacidad salarial suficiente como para ofrecerle a Butler un contrato máximo la próxima temporada.

El problema para Butler fue que ni Brooklyn ni New York estaban dispuestos a desprenderse de futuras elecciones de draft o jóvenes jugadores en un hipotético traspaso y los Clippers, único equipo con jugadores interesantes para intercambiar, no llegaron a realizar ninguna oferta por él.

Thibodeau se niega a perderlo

Ante la pasividad de los equipos que interesaban a Butler apareció en escena Pat Riley. El General Manager de los Heat peleó con insistencia por Butler realizando diversas ofertas por el alero texano en un corto periodo de tiempo. Cada oferta de Miami fue rechazada por parte de los Wolves que, en contra de lo que deseaba -y sigue desando- el propietario Glenn Taylor, son reacios a deshacerse de Butler.

NBA: Utah Jazz at Minnesota Timberwolves
Fuente: NESN.com

Hubo un momento, a finales de setiembre, donde pareció que todo iba a cambiar. Por unas horas la prensa americana informó de que el traspaso estaba prácticamente hecho, pero al final Thibodeau no cedió, los Wolves pidieron más y Butler se quedó en Minnesota. Hoy los rumores sobre el interés de Miami en Jimmy continúan, pero son sobradamente menores que hace un mes.

‘Espectáculo’ en el entrenamiento

La negativa de los Wolves, más concretamente del entrenador, truncó los planes de Butler que no encontró más remedio que dar marcha atrás y volver a entrenarse con su equipo. Butler se presentó para sorpresa de todos a un entrenamiento con el equipo. Visiblemente irritado y enfurecido, el texano se entrenó como uno más, formando parte del equipo suplente en los ejercicios y el partidillo final.

Jimmy fue el mejor de dicho entrenamiento y con actitud arrogante y desafiante se permitió el lujo de gritarle a sus compañeros y entrenador que sin él no eran nadie, que le necesitaban y que había vuelto para competir. Al final, con malas formas le hizo ver a todo el mundo, General Manager incluido, que se había sido injusto con su persona y que merecía un trato y un respeto y que la organización no le había transmitido.

Cualquiera podría ver que la química en la plantilla no parecía entonces la adecuada para un proyecto que como mínimo debería optar a playoffs. Pero para Thibs la química no importa tratándose de Butler, con él otra vez entrenando, Thibodeau tenía suficiente como para ponerlo otra vez en el quinteto inicial.

Dudas, Rockets y plantón

Con 4 victorias y 5 derrotas, sin conocer la victoria como visitante (a 4 de noviembre), el inicio de los Wolves no ha sido el deseado y las dudas sobre si es sano o no mantener a Butler en plantilla se han disparado. El último episodio bochornoso ocurrió en la derrota de los norteños en casa de los Warriors. En los instantes finales, ya en el banquillo, Butler se unió a la celebración del público agitando su toalla como un aficionado más. Las cámaras lo captaron, sus compañeros abatidos, Butler celebrando y los periodistas no daban crédito a lo que estaba ocurriendo.

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Es probable que esta actitud viniera como reprobación al frustrado traspaso hacia Houston de días atrás. Con los Wolves con muchas dudas y unos Rockets que no levantaban cabeza, Daryl Morey (GM de los texanos) hizo una potente oferta para traerse a Butler a casa. Los Rockets ofrecían cuatro primeras rondas de draft (2019, 2021, 2023 y 2025) además de Marquese Chriss y Brandon Knight. Los Wolves, debido a la testarudez de su entrenador probablemente, la rechazaron tal y como habían hecho con todas las ofertas anteriores.

Pero el espectáculo en el Oracle no ha sido lo peor que Jimmy Butler ha hecho estos últimos días. Ante la imposibilidad de encontrar una salida, Jimmy decidió el 31 de octubre plantarse y dejar de jugar con los Wolves. Cumplió y no jugó frente a los Jazz, aunque posteriormente aclaró que su postura sería evaluar la situación día a día. Contra los Warriors volvió al parqué a pesar de apoyar más a los de Oakland que a su equipo. Pero tras una nueva derrota, Jimmy decidió volver al traje y descansar ante Blazers el día 4 de noviembre.

Malas formas quitan la razón

El enfado de Butler con los Wolves viene de largo y es, hasta cierto punto, entendible. Jimmy, un jugador extremadamente competitivo -de los que más en la NBA-, llegó a Minneapolis, uno de los peores equipos de la liga los últimos 15 años, sin pedirlo, involucrado en un traspaso donde un equipo buscaba reconstruir (Chicago) y otro empezar a ganar (Minnesota).

La llegada de Butler cambió por completo el rumbo del equipo. De golpe los Wolves eran firmes candidatos a las primeras posiciones del Oeste y todo por Jimmy. El equipo se situó buena parte de la temporada entre el cuarto y quinto puesto del Oeste y llegó incluso a flirtear con la tercera posición, pero una desafortunada lesión del alero natal de Houston durante la parte final de la campaña a punto estuvo de costarle muy caro a Minnesota. Al final, la vuelta del alero les permitió terminar en octavo lugar, aunque luego fueron barridos por los Rockets en primera ronda.

Jimmy entendió que el equipo no estaba a su altura -y no lo está según nuestra opinión- y que un cambio de aires era la mejor opción para su carrera. Además, no entendía el rumbo que estaba tomando la franquicia al renovar a sus dos “estrellas”, Wiggins (2017) y Towns (2018), con dos contratos máximos pues ambos venían de temporadas decepcionantes y de desplegar un juego por debajo de sus expectativas. Ante tal falta de criterio y ¿respeto? -Butler cobra cerca de diez millones menos que Wiggins o Towns- no es de extrañar que el mejor y más crucial jugador del equipo, el hombre que cambió una dinámica perdedora de más de diez años, se enoje y pida un traspaso. Está en su derecho y razones no le faltan pues quedó patente durante toda la pasada temporada que los Wolves sin Butler son los mediocres Wolves que no llegan ni al top10 de la conferencia.

Oklahoma City Thunder v Minnesota Timberwolves
Fuente: NBA.com

Sin embargo, el comportamiento de las últimas semanas ha sido muy reprobable. Si llegar y gritarle a tus compañeros y entrenador que sin ti no son nada -una verdad como un templo- ya es un gesto feo, aunque entendible y disculpable por su manera de ser y por el desastre que son los Wolves realmente, negarse a jugar o celebrar las victorias del rival como si fueras uno más es una falta de respeto gravísima, principalmente hacia los compañeros.

Todos sabemos que en la NBA los jugadores, excepto cuando son agentes libres, son básicamente una mercancía, piezas de cambio para cualquier franquicia. Podemos pensar que es justo o injusto, habrá debate, pero así son las normas y Butler lo sabía desde el primer día. Si los Wolves no quieren aceptar ninguna oferta -algo estúpido viendo la situación, pero lícito- Butler no tiene motivo alguno para negarse a jugar, faltarle al respeto a sus compañeros y dejar tirado al equipo que le paga por, actualmente, vestirse con el traje y sentarse al fondo del banquillo. Una conducta lamentable y que mancha también en cierto modo la imagen de la liga.

A nuestro modo de ver, ya están tardando los Wolves en encontrarle un traspaso. Aunque a Thibodeau no le guste o no lo quiera entender, la franquicia siempre debe imponerse ante ciertas actitudes y situaciones y un jugador nunca puede mandar (Butler está decidiendo cuando juega y cuando no) por encima del entrenador y la institución. Más vale tirar una temporada a la basura que rebajarse a las exigencias de un jugador que si bien está algo infravalorado (opinión personal de uno de nosotros), no ha ganado ni demostrado suficiente como para comportarse de la manera en que lo está haciendo.

Veremos cómo evoluciona el tema, pero todo lo que no sea un traspaso se podría considerar un error mayúsculo, un problema para la dinámica del equipo y un triunfo personal de Butler que sentaría un pésimo precedente para la franquicia.

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